¿Qué es la Educación Inicial?
Es un derecho impostergable de la primera infancia, la educación inicial se constituye en un
estructurante de la atención integral cuyo objetivo es potenciar de manera
intencionada el desarrollo integral de las niñas y los niños desde su
nacimiento hasta cumplir los seis años, partiendo del reconocimiento de sus
características y de las particularidades de los contextos en que viven y
favoreciendo interacciones que se generan en ambientes enriquecidos a través de
experiencias pedagógicas y prácticas de cuidado. La educación inicial es válida
en sí misma por cuanto el trabajo pedagógico que allí se planea parte de los
intereses, inquietudes, capacidades y saberes de las niñas y los niños. Esta
no busca como fin último su preparación para la escuela primaria, sino
que les ofrece experiencias retadoras que impulsan su desarrollo; allí juegan,
exploran su medio, se expresan a través del arte y disfrutan de la literatura.
En Argentina la educación preescolar se denomina «educación
inicial» y comprende desde los 45 días hasta los 5 años de edad, siendo obligatorio solamente el último año, lográndose la
universalización de las salas de niños de 4 años. Este nivel se subdivide en
Jardín Maternal y Jardín de Infantes ambos con una propuesta pedagógica. El
Jardín Maternal comprende las primeras salas, Bebès (45 días al año),
Deambuladores (1 año) y sala de 2, en las cuales se cubren las necesidades de
los niños y niñas (alimentación, sueños e higiene) siempre reformulando estas
tareas desde una mirada educativa y pedagógica. Al igual que en el resto de los
niveles, se enseñan contenidos adecuados a las especificidades de los niños en
relación con los aprendizajes esperados para esas edades: muchos tienen que ver
con el desarrollo y deben ser resignificados de manera tal que adquieran
sentido en el ámbito escolar. Los contenidos, para la escuela de 0 a 3 años,
deben ser pensados con criterios de amplitud en cuanto a los aspectos que las
integran: acciones, hábitos, normas elementales, procedimientos básicos,
relaciones fundamentales, conceptos sencillos abordados desde los contactos
directos con los objetos concretos conseguidos, deben ser a la vez, cercanos
por su significativamente y abarcativos por la multiplicidad de posibilidades
que implican. El Jardín Maternal debe ofrecer al niño un conocimiento
considerado social y culturalmente válido y necesario para el desarrollo
infantil en todos sus aspectos: efectivo, intelectual, motriz, social,
comunicativo, vincular, teniendo en cuenta el respeto por las diferentes
identidades familiares y personales.
Se enseña desde la creación de un espacio
alfabetizador. El espacio es entendido, más allá de lo físico, como texto y
contexto de los aprendizajes, puesto que el contexto en el cual se desarrolla
una situación de enseñanza tiene gran influencia en lo que sucede en el proceso
de apropiación de los saberes.
El Jardín de Infantes se ocupa de la educación de los
las secciones de 3, 4 y 5 años. En el Jardín se les enseñan contenidos, se
desarrollan hábitos y conductas que regulan la vida en sociedad, y muchos de
los aprendizajes que adquieren los logran gracias al jugar, porque éste es el
modo en el cual aprenden los niños pequeños a conocerse y conocer el mundo.
Es usual que las personas piensen que los niños van a
jugar y ser cuidados, éstas desconocen que los docentes planifican a lo largo
del año y desarrollan contenidos matemáticos, de ciencias naturales, sociales,
lengua, música, plástica, educación física, formación ética y ciudadana y
tecnología. La función del docente en el aula es de acompañamiento, sostén y
permite el desarrollo de habilidades, y lograr un mejor vínculo con los otros
niños y los adultos que se encuentran a su alrededor, lo cual es muy importante
para las relaciones que establezca a medida que crece y amplía su campo social.
En esta etapa se privilegia el juego y la
socialización. Dentro de los objetivos del nivel se pueden destacar:
· Desarrollar la
capacidad creativa y el placer por el conocimiento en las experiencias de
aprendizaje.
· Promover el juego.
· Desarrollar la
capacidad de expresión y comunicación a través de los distintos lenguajes,
verbales y no verbales: el movimiento, la música, la expresión plástica y la
literatura.
· Favorecer la formación
corporal y motriz.
Es imprescindible tener en cuenta que el juego no es
algo que el niño realice “naturalmente”; es decir, no es una capacidad natural
sino una capacidad innata. Por lo tanto, para que esa capacidad se desarrolle
es necesario un otro que le dé sentido a ciertas acciones que el niño pequeño
realiza espontáneamente. De esta manera se suma un significado cultural que,
además del carácter lúdico que inaugura, opera como inscripción de ese niño en
la cultura a la cual pertenece.
Si bien la única finalidad del juego es el placer, se
podría afirmar que jugando se producen los aprendizajes más importantes: durante
el juego los niños expresan sus ideas acerca de los temas que en él aparecen,
manifiestan sus esquemas conceptuales, los confrontan con los de sus
compañeros. Esto les permite rectificar lo que no es correcto o no sirve, o
ratificar sus ideas acerca de lo que conocen. Teniendo en cuenta la función
educativa central que portan las instituciones del nivel, es imprescindible un
interlocutor que propicie y favorezca el desarrollo de estos aprendizajes.
Este interlocutor debe ser el docente, quien desde una
observación atenta y responsable de cada grupo de niños, debe prever espacios y
tiempos, recursos y materiales, para la habilitación del juego.


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