sábado, 25 de octubre de 2014

La Educaciòn Inicial


¿Qué es la Educación Inicial?

Es un derecho impostergable de la primera infancia, la educación inicial se constituye en un estructurante de la atención integral cuyo objetivo es potenciar de manera intencionada el desarrollo integral de las niñas y los niños desde su nacimiento hasta cumplir los seis años, partiendo del reconocimiento de sus características y de las particularidades de los contextos en que viven y favoreciendo interacciones que se generan en ambientes enriquecidos a través de experiencias pedagógicas y prácticas de cuidado. La educación inicial es válida en sí misma por cuanto el trabajo pedagógico que allí se planea parte de los intereses, inquietudes, capacidades y saberes de las niñas y los niños. Esta no  busca como fin último su preparación para la escuela primaria, sino que les ofrece experiencias retadoras que impulsan su desarrollo; allí juegan, exploran su medio, se expresan a través del arte y disfrutan de la literatura.


En Argentina la educación preescolar se denomina «educación inicial» y comprende desde los 45 días hasta los 5 años de edad, siendo obligatorio solamente el último año, lográndose la universalización de las salas de niños de 4 años. Este nivel se subdivide en Jardín Maternal y Jardín de Infantes ambos con una propuesta pedagógica. El Jardín Maternal comprende las primeras salas, Bebès (45 días al año), Deambuladores (1 año) y sala de 2, en las cuales se cubren las necesidades de los niños y niñas (alimentación, sueños e higiene) siempre reformulando estas tareas desde una mirada educativa y pedagógica. Al igual que en el resto de los niveles, se enseñan contenidos adecuados a las especificidades de los niños en relación con los aprendizajes esperados para esas edades: muchos tienen que ver con el desarrollo y deben ser resignificados de manera tal que adquieran sentido en el ámbito escolar. Los contenidos, para la escuela de 0 a 3 años, deben ser pensados con criterios de amplitud en cuanto a los aspectos que las integran: acciones, hábitos, normas elementales, procedimientos básicos, relaciones fundamentales, conceptos sencillos abordados desde los contactos directos con los objetos concretos conseguidos, deben ser a la vez, cercanos por su significativamente y abarcativos por la multiplicidad de posibilidades que implican. El Jardín Maternal debe ofrecer al niño un conocimiento considerado social y culturalmente válido y necesario para el desarrollo infantil en todos sus aspectos: efectivo, intelectual, motriz, social, comunicativo, vincular, teniendo en cuenta el respeto por las diferentes identidades familiares y personales.

Se enseña desde la creación de un espacio alfabetizador. El espacio es entendido, más allá de lo físico, como texto y contexto de los aprendizajes, puesto que el contexto en el cual se desarrolla una situación de enseñanza tiene gran influencia en lo que sucede en el proceso de apropiación de los saberes.
El Jardín de Infantes se ocupa de la educación de los las secciones de 3, 4 y 5 años. En el Jardín se les enseñan contenidos, se desarrollan hábitos y conductas que regulan la vida en sociedad, y muchos de los aprendizajes que adquieren los logran gracias al jugar, porque éste es el modo en el cual aprenden los niños pequeños a conocerse y conocer el mundo.
Es usual que las personas piensen que los niños van a jugar y ser cuidados, éstas desconocen que los docentes planifican a lo largo del año y desarrollan contenidos matemáticos, de ciencias naturales, sociales, lengua, música, plástica, educación física, formación ética y ciudadana y tecnología. La función del docente en el aula es de acompañamiento, sostén y permite el desarrollo de habilidades, y lograr un mejor vínculo con los otros niños y los adultos que se encuentran a su alrededor, lo cual es muy importante para las relaciones que establezca a medida que crece y amplía su campo social.
En esta etapa se privilegia el juego y la socialización. Dentro de los objetivos del nivel se pueden destacar:

· Desarrollar la capacidad creativa y el placer por el conocimiento en las experiencias de aprendizaje.
· Promover el juego.
· Desarrollar la capacidad de expresión y comunicación a través de los distintos lenguajes, verbales y no verbales: el movimiento, la música, la expresión plástica y la literatura.
· Favorecer la formación corporal y motriz.

Es imprescindible tener en cuenta que el juego no es algo que el niño realice “naturalmente”; es decir, no es una capacidad natural sino una capacidad innata. Por lo tanto, para que esa capacidad se desarrolle es necesario un otro que le dé sentido a ciertas acciones que el niño pequeño realiza espontáneamente. De esta manera se suma un significado cultural que, además del carácter lúdico que inaugura, opera como inscripción de ese niño en la cultura a la cual pertenece.



Si bien la única finalidad del juego es el placer, se podría afirmar que jugando se producen los aprendizajes más importantes: durante el juego los niños expresan sus ideas acerca de los temas que en él aparecen, manifiestan sus esquemas conceptuales, los confrontan con los de sus compañeros. Esto les permite rectificar lo que no es correcto o no sirve, o ratificar sus ideas acerca de lo que conocen. Teniendo en cuenta la función educativa central que portan las instituciones del nivel, es imprescindible un interlocutor que propicie y favorezca el desarrollo de estos aprendizajes.
Este interlocutor debe ser el docente, quien desde una observación atenta y responsable de cada grupo de niños, debe prever espacios y tiempos, recursos y materiales, para la habilitación del juego.









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