Las salas, espacios preparados para el desarrollo del niño de Nivel Inicial...
El ambiente físico y el uso de los espacios
El Nivel Inicial siempre le dio importancia a la organización del “espacio
y a su equipamiento, al considerarlo uno de los condicionantes de las actividades.
En la Provincia de Buenos Aires, si bien los edificios fueron creados en
su gran mayoría para ser Jardines de Infantes, sabemos que no todas las modalidades
que estructuran el Nivel comparten hoy esta realidad. La utilización de los
mismos debe ser optimizada de modo tal que promueva experiencias nuevas y garantice la
seguridad de los alumnos.
Al planificar la disposición espacial
de la institución y de las salas, el espacio debe arecer a servicio del mejor
aprovechamiento de las distintas actividades. [...]
“El espacio y el mobiliario son así puestos
al servicio de la enseñanza y no las posibilidades de enseñanza condicionadas
por el espacio y el mobiliario disponible. Sabemos que esta propuesta no es
sino un desafío para el docente, implica un esfuerzo y un uso distinto del
tiempo que debe ser previsto a la hora de planificar actividades. La
optimización en el uso de los espacios requiere a su vez de un trabajo
cooperativo y planificado por todos los integrantes de la institución. Del
mismo modo que las docentes organizan [...] la alternancia en el uso del
patio, deben considerar también la posibilidad del uso de pasillos, del
salón de usos múltiples, del salón de actos o mobiliarios que permitan a un
grupo desarrollar una actividad en mejores condiciones. Si los niños son
los verdaderos protagonistas de la institución, todos los espacios pueden
ser posibilitadores de experiencias de aprendizaje, [...]” siempre y
cuando los docentes los acondicionen para cumplir con este propósito.
“Los pasillos poblados de paneles en los que sea posible poner y sacar láminas de pintores o expresiones de la plástica de las distintas secciones, las paredes pintadas con pintura para pizarrón, o bien papeles de escenografía o papeles para reciclar, pueden convertirse en oportunidades para estar en
contacto con la expresión artística
habitualmente. Al mismo tiempo, la falta de materiales adecuados puede
reemplazarse con el uso de soportes que simplemente permitan colgar trabajos,
láminas, como puede ser una soga o un hilo con broches. La altura en este
caso estará pensada para que los
niños puedan ser observadores durante
los desplazamientos. Cuando sea posible la compra de espejos irrompibles, es
aconsejable su uso. Estas
adquisiciones se convierten en
inversiones duraderas y permiten juegos e interacciones gestuales
significativas para los niños.
“El piso puede ser un estímulo para el juego si el patio u otro espacio
disponible cuenta con tableros dibujados, o bien se puede convertir en largos
caminos cuyas trayectorias se realicen con cinta de papel o cintas
plásticas. Asimismo, es necesario tener presente que algunos niños viven en
espacios físicos ausentes de piso y que otros simplemente no encuentran
habitualmente en su rutina posibilidades de habitar espacios parquizados;
ambas realidades (por nombrar sólo algunas significativas) merecen atenderse
en la planificación docente y permiten revalorizar las posibilidades
de cada institución en cada circunstancia.
La ausencia de pisos de goma, adecuados para las salas de lactario o deambuladores; puede
ser reemplazada para el primer caso, de modo provisorio, por colchonetas,
alfombras o frazadas que aseguren la ausencia de golpes ante la pérdida de
equilibrio o movimientos de los niños pequeños. Los deambuladores, en
cambio, no pueden afianzar la marcha en pisos que no sean firmes, razón por la
cual la ausencia de goma no es fácil de reemplazar. Sin lugar a dudas,
intentamos aquí proposiciones que intentan lo mejor para los niños, sin
desconocer por ello que algunas condiciones no resultan de fácil resolución por
parte de la institución.
“Los espacios pueden albergar distintos escenarios. Colgar telas, tiras de
papeles, cintas, envases plásticos de las paredes, o colocar sogas
cruzadas en lo alto, son algunas de las propuestas que habilitan actividades
de expresión variadas que los niños disfrutan intensamente, en la mayoría de
los casos.
Colocar almohadones o colchonetas en el piso para jugar descalzos en los
momentos más cálidos del año incentiva el desarrollo motor de modo
singular. Asimismo, el uso de elásticos, sogas o medias de nailon formando
un entramado a 40 cm (aproximadamente) del piso invita a un juego motor que
el niño encuentra en el Jardín casi con exclusividad [...].
“Un tema clave para garantizar la comunicación con las familias en el Jardín es el uso de las carteleras, que en más de una ocasión se convierten en la cara visible del Jardín para las familias y la comunidad. Es importante revalorizarlas, considerándolas como oportunidad y no como una carga. La distribución en paneles habilitará al abordaje de los temas relacionados con las efemérides, la propuesta de trabajo institucional o podrán abordar otros temas importantes para la comunidad. [...] Así, la cartelera se convierte en un espacio privilegiado para abordar las temáticas ambientales, laborales, del cuidado de la salud, la prevención de accidentes o alguna situación difícil de un distrito. En este caso, la institución adopta criterios acordes con la política educativa y asume posiciones que la sitúan como agente social responsable de la transmisión de cultura. [...] Al mismo tiempo, se propondrá que de modo permanente, si el espacio lo permite, se expongan los trabajos de las distintas secciones, las novedades del grupo, etc. Algunas carteleras pueden estar dispuestas en algún sector de la institución a la altura de los niños. [...]
“El ambiente sonoro es otro de los
factores que la institución debe cuidar. Los niños y adultos viven hoy en
ambientes con ruido mayor de lo deseable en intensidad y persistencia. El
jardín es un lugar de concentración de muchas personas, lo cual provoca un
aumento del ruido que atenta contra la salud de los que habitan la
escuela.
“Los niños en edades tempranas se
expresan con mayor fluidez cuando los ambientes son silenciosos; por lo
tanto, el espacio con alta concentración de ruido no favorece su expresión.
Intentar atenuar el ruido puede ser una de las soluciones. Adecuar el
sonido de la música que se escucha en los distintos espacios atendiendo a
que es escuchado en otro lugar; propiciar que los niños hablen en un tono
que no invite a hablar a los gritos, son algunas de las medidas concretas
que podemos adoptar en función de atenuar la intensidad del sonido
ambiente. La sala es un espacio privilegiado para trabajar estas inquietudes,
ya que es un aprendizaje social hablar sin gritos, habilitando la
inteligibilidad de la palabra.
En este sentido el docente intervendrá
en las propuestas cotidianas; y al mismo tiempo, cuando la realidad de su sala
o de la institución así lo plantee, organizará proyectos para trabajar esta
situación, convirtiéndola en situación de enseñanza, que en muchos casos
trasciende los muros escolares para comprometer y comprometerse junto a la
comunidad en el diseño de acciones concretas de impacto hacia el interior
y el exterior de la institución.
“Finalmente, si bien el espacio y el
mobiliario fueron pilares centrales en la singularidad del Nivel Inicial, ciertas
tradiciones deberían ser revisadas. Una institución que promueve la cooperación
facilitará el uso generoso de los espacios, promoviendo que los niños se
muevan dentro de estos ámbitos de manera segura. Los espacios se habitan y
viven de modo sensible: docentes, niños y familias pueden hacer que las
instituciones se conviertan en espacios que los cobijen cada día, que afiancen
su filiación con la institución escolar”.


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